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El registro fósil de los dinosaurios no apoya la evolución, sino la creación

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josesanchez
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Mensaje  Karlos70 Dom Jul 08, 2012 2:03 am

¿Qué fue de los dinosaurios?

“LA PALEONTOLOGÍA es la ciencia que trata el estudio de los fósiles, y los fósiles son restos de origen orgánico.” Sin embargo, como dijo un paleontólogo, es “una ciencia muy especulativa y subjetiva”. Esta afirmación es cierta en el caso de los dinosaurios. G. L. Jepson, un científico de Princeton (E.U.A.), dijo lo siguiente respecto a una serie de especulaciones que se han hecho tocante a lo que les sucedió a los dinosaurios:
“Varios autores han sugerido la posibilidad de que los dinosaurios desaparecieran porque el clima empeoró [...] o porque empeoró la dieta. [...] Otros escritores han responsabilizado de ello a enfermedades, parásitos, [...] cambios en la presión o composición de la atmósfera, gases venenosos, ceniza volcánica, oxígeno excesivo procedente de las plantas, meteoritos, cometas, reducción del depósito común de genes provocada por mamíferos devoradores de huevos, [...] radiación cósmica, desviación de los polos con respecto al eje de rotación de la Tierra, inundaciones, deriva continental, [...] desecación de ciénagas y lagos, manchas solares.” (The Riddle of the Dinosaur [El enigma del dinosaurio].)
De tales especulaciones se desprende que los científicos no pueden responder a ciencia cierta la pregunta: ¿Qué fue de los dinosaurios?

La teoría de la extinción súbita

Una teoría más reciente es la que planteó un equipo formado por padre e hijo: Luis y Walter Álvarez. Walter Álvarez descubrió en una formación rocosa fuera de Gubbio, ciudad del centro de Italia, una curiosa y delgada capa de arcilla rojiza intercalada entre dos capas de piedra caliza. Debido a que la capa inferior de piedra caliza contenía abundantes fósiles y la superior casi ninguno, los geólogos concluyeron que la vida desapareció de súbito y que la delgada capa rojiza de arcilla tenía cierta conexión con la extinción.
Los análisis revelaron que la arcilla contenía mucho iridio (un metal), una concentración treinta veces mayor a la que se encuentra en las rocas normalmente. Ellos sabían que concentraciones tan elevadas de este elemento poco común solo podían provenir del centro de la Tierra o de alguna fuente exterior a la Tierra. Llegaron a la conclusión de que el iridio fue depositado por un enorme asteroide que chocó con la Tierra, y provocó la súbita extinción de los dinosaurios.

Después del descubrimiento de la arcilla enriquecida con iridio en las inmediaciones de Gubbio, se encontraron depósitos similares en otras partes del mundo. ¿Corroboraban estos hallazgos la hipótesis del asteroide? Algunos científicos están escépticos al respecto, pero, como reconoce el libro The Riddle of the Dinosaur, la hipótesis de Álvarez dio empuje “al estudio de la extinción y la evolución”. El paleontólogo Stephen Jay Gould admite que eso podría hacer disminuir “la importancia de la rivalidad entre las especies”.

Al comentar respecto a esta nueva teoría y la extinción aparentemente súbita de los dinosaurios, un escritor sobre temas científicos admite: “Podrían sacudir los fundamentos de la biología evolutiva y poner en duda el actual concepto de la selección natural”.

David Jablonski, científico de la universidad de Arizona (E.U.A.), deduce que ‘para muchas plantas y animales la extinción fue repentina y en cierto modo especial. Las extinciones en masa no son tan solo los efectos acumulados de muertes graduales. Algo raro sucedió’. Ese es también el caso de los dinosaurios. Su aparición y desaparición relativamente súbitas contradice el punto de vista por lo general aceptado de que hubo un proceso lento de evolución.

La datación de los dinosaurios

Los huesos de dinosaurios casi siempre se encuentran en capas de tierra inferiores a las que contienen huesos humanos, lo que hace que muchos lleguen a la conclusión de que pertenecen a un período de tiempo anterior. Los geólogos dan a esta época el nombre de era mesozoica y la subdividen en tres períodos: cretáceo, jurásico y triásico. Se afirma que la duración de estos períodos es del orden de decenas de millones de años. No obstante, ¿hay algún fundamento sólido en el que apoyar esta afirmación?

Un método que se utiliza para datar la antigüedad de los fósiles es el denominado método de datación del radiocarbono. Este sistema de datación mide la proporción de desintegración del carbono radiactivo (carbono 14) desde el momento de la muerte del organismo. “Una vez que un organismo muere, ya no absorbe más anhídrido carbónico del ambiente que le rodea, y con el tiempo la proporción del isótopo [carbono 14] va disminuyendo a medida que sufre desintegración radiactiva”, dice Science and Technology Illustrated.

Sin embargo, este método presenta serios problemas. En primer lugar, cuando se considera que un fósil tiene 50.000 años de antigüedad, su nivel de radiactividad ha bajado tanto que resulta muy difícil detectarlo. En segundo lugar, incluso en especímenes más recientes, este nivel ha bajado tanto que sigue siendo dificilísimo medirlo con exactitud. En tercer lugar, los científicos pueden medir el nivel actual de formación de carbono radiactivo, pero no tienen manera de medir las concentraciones del carbono 14 que había en el pasado remoto.

De modo que tanto si se utiliza el método de radiocarbono para datar los fósiles, como si se utilizan otros métodos —como el del potasio radiactivo, el uranio o el torio— para datar las rocas, los científicos no pueden establecer después de tantísimos siglos cuáles eran los niveles originales de tales elementos. Melvin A. Cook, profesor de Metalurgia, hace el siguiente comentario al respecto: “Estas concentraciones [de materias radiactivas] solo pueden suponerse, de modo que las edades obtenidas así no pueden ser mejores que esta suposición”. Esto es especialmente cierto si tenemos en cuenta que el diluvio del día de Noé ocurrido hace más de cuatro mil trescientos años produjo enormes cambios en la atmósfera y en la superficie terrestre.

Charles Officer y Charles Drake, geólogos de la universidad de Dartmouth (Canadá), hacen surgir aún más dudas respecto a la exactitud del método de datación radiactivo. Ellos dicen: “Deducimos que el iridio y otros elementos encontrados con él no fueron depositados de manera instantánea [...], sino que más bien hubo un influjo intenso y variable de estos componentes durante un intervalo de tiempo geológico relativamente breve del orden de 10.000 a 100.000 años”. Ellos razonan que la ruptura y desplazamiento de los continentes trastornó el entero globo terráqueo, causando erupciones volcánicas, bloqueando la luz del Sol y ensuciando la atmósfera. Lo cierto es que tales sucesos desbaratadores pudieron cambiar los niveles de radiactividad, lo que tergiversaría los resultados obtenidos mediante los relojes radiactivos de nuestros días.

El relato de Génesis y los dinosaurios

Aunque el método de datación radiactivo es innovador, todavía se basa en la especulación y la suposición. En contraste, el relato de la Biblia registrado en el primer capítulo del libro de Génesis sencillamente menciona el orden general en que tuvo lugar la creación, lo que permite la posibilidad de que transcurriesen miles de millones de años para la formación de la Tierra y muchos milenios (distribuidos en seis períodos creativos o “días”) para su preparación con vistas a ser habitada por el hombre.

Es posible que algunos dinosaurios (y pterosaurios) hayan sido creados en el quinto período mencionado en Génesis, cuando la Biblia dice que Dios hizo “criaturas voladoras” y “grandes monstruos marinos”, y otros, en el sexto período. Si se tiene en cuenta la abundancia de vegetación que sin duda existía en el tiempo de los dinosaurios, habría sido muy apropiada la presencia de un número tan elevado de animales con un apetito voraz. (Génesis 1:20-24.)

Una vez que los dinosaurios habían cumplido su propósito, Dios puso fin a su existencia. No obstante, la Biblia guarda silencio en cuanto a cómo y cuándo lo hizo. De lo que sí podemos estar seguros es de que los dinosaurios fueron creados por Jehová con un propósito definido, aunque de momento no comprendamos cuál fue ese propósito. No vinieron por error, ni fueron producto de la evolución.

Su súbita aparición en el registro fósil sin ninguna conexión con algún antecesor fósil y su desaparición sin dejar fósiles de transición, son pruebas en contra de la opinión de que tales animales evolucionaron de forma gradual a lo largo de millones de años. Por consiguiente, el registro fósil no apoya la teoría de la evolución. Al contrario, armoniza con el punto de vista bíblico de que la vida animal fue creada por Dios.

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Mensaje  josesanchez Dom Jul 08, 2012 4:53 pm

DINOSAURIOS

Los dinosaurios se encuentran entre los animales de mayor éxito en la lucha por la supervivencia. Algunos de ellos eran inofensivos. Otros eran cazadores despiadados con terribles dientes, que capturaban a sus presas y las despedazaban con su dentadura afilada como cuchillas, antes de comérselas.

Dinosaurio significa “lagarto terrible” pero aunque su nombre dice que eran reptiles o lagartos no lo eran. Los dinosaurios eran de sangre caliente, los reptiles eran de sangre fría, las patas de un dinosaurio eran rectas y verticales y las patas de un reptil sobresalen de su cuerpo, podían moverse con mayor facilidad que los reptiles, que debían “arrastrarse” para avanzar, lo cual dificultaba mucho el movimiento. Los dinosaurios caminaban mas erguidos, a dos o a cuatro patas, y aunque algunos se movían con lentitud, la mayoría podía ser realmente veloz.

La Tierra es muy antigua. Se formo hace 4.500 millones de años. El primer dinosaurio apareció hace 220 millones de años. Es difícil imaginarse una cantidad de tiempo así. Podría creerse que los dinosaurios vivieron al principio del tiempo, pero, la Tierra llevaba existiendo miles de millones de años antes de los dinosaurios. Vivieron durante unos 160 millones de años un periodo extraordinariamente largo, teniendo en cuenta que los seres humanos existen desde hace solo 3 millones de años. El tiempo que existieron los dinosaurios fue la era mesozoica, que se divide en tres periodos: Triásico, Jurásico y Cretáceo.

EL TRIÁSICO

El primero es el más corto de los tres periodos, duró unos 45 millones de años. Durante este periodo, la temperatura era permanentemente cálida. Helechos, arbóreos, cycas y las primeras plantas coníferas abundaban en los continentes. En el mar podían verse reptiles parecidos a delfines, los oftalmosaurios y los plesiosaurios. El tierra firme los dinosaurios comenzaban su carrera por el dominio del planeta. Un grupo primitivo de reptiles, llamado mamiferoides, estaba silenciosamente evolucionando hacia los primeros mamíferos, que no aparecen sino hasta el siguiente período.

EL JURÁSICO

Es el segundo periodo. Duró unos 50 millones de años. El clima era cálido y húmedo. Los pinos y otras confieras eran las plantas dominantes. Aparecen las primeras aves y los primeros mamíferos. Los dinosaurios más grandes vivieron en este periodo, como el Brachiosaurio, diplodoco y estegosaurio. Los carnívoros estaban representados por animales como el allosaurio. En el mar los plesiosauros eran muy abundantes, pero los oftalmosaurios empiezan a ser escasos. También en esta época abundan los pterosaurios.

EL CRETÁCEO

Es el último y más largo de los tres periodos. En Sur América, comienza a formarse la cordillera de los andes y África se separa de América. En algunas partes del planeta el clima era desértico. Aparecen las plantas con flores, los mamíferos y las aves siguen creciendo lentamente. Los dinosaurios de esta época están representados por el Tiranosaurio, Triceratops, los pico de pato y Ankilosaurios. En los mares se extinguían los oftalmosaurios. Los plesiosauros debían luchar contra enormes lagartos marinos, llamados mosasaurios.

LOS DINOSAURIOS DEL TRIÁSICO

Coelophysis

Teratosaurio

Plateosaurio

LOS DINOSAURIOS DEL JURÁSICO

Alosaurio

Apatosaurio

Archaeopteryx

Braquiosaurio

Compsognato

Diplodoco

Estegosaurio

LOS DINOSAURIOS DEL CRETACEO

Albertosaurio

Anatotitan

Ankilosaurio

Braquiosaurio

Espinosaurio

Iguanodon

Paquicefalosaurio

Parasurolophus

Quetzalcoalcus

Seismosaurio

Tiranosaurio rex

Triceratops

Velocirraptor

Sabemos que existieron este tipo de animales gracias a sus restos fósiles que quedaron impresos en la roca.

FOSILES

Son los restos o las huellas de animales y plantas que se han conservado en las rocas. Con frecuencia, solo quedan las partes duras del animal, como dientes y huesos; el resto se ha descompuesto. Pero incluso cuando no queda nada de un ser vivo, puede que haya dejado la silueta exacta de su cuerpo impresa en la roca. A veces, un animal imprimía una huella al caminar sobre barro o arena, una sola huella es todo lo que queda de un animal que abultaba lo mismo que cuatro autos. Los fósiles pueden tardar millones de años en formarse.

Existen varios tipos de fósiles:

Los fósiles de plantas

Los huesos fosilizados

Cropolito (excremento de dinosaurio fosilizado)

Huellas

Huevos y nidos

Trozos de piel

Dientes

NO ERAN DINOSAURIOS

La gente suele confundir a los dinosaurios con otros animales que vivieron en ese tiempo pero no eran dinosaurios.

Pterosaurio

Son los reptiles voladores. Algunos eran pequeños como un gorrión, pero otros llegaron a medir 20 metros de envergadura; sus alas eran membranosas y planeaban en vuelos cortos.

Dimetrodón

Eran un reptil carnívoro muy antiguo, que vivió mucho antes de que aparecieran los dinosaurios. Tenía sobre la espalda una pantalla formada por una membrana y espinas que le servia, tal vez, como regulador de temperatura o para ahuyentar a animales mas grandes dando un aspecto mayor que el que tenia realmente.

Plesiosauro

Como los oftalmosaurios, vivían en el mar. Sus cuerpos eran macizos, con un largo cuello y extremidades transformadas en paletas. Muchos de ellos podían realizar cortas incursiones en tierra firme.

EL TIRANOSAURIO REX

Fue el mayor dinosaurio carnívoro que jamás haya vivido en la Tierra, y uno de los más fieros. Medía más que cuatro autos puestos en fila, era más alto que una jirafa y pesaba 5 o 6 toneladas. La cabeza de un hombre alto le llegaría a media pantorrilla. Su cabeza medía alrededor de 1.3 metros de longitud, con grandes mandíbulas del tamaño suficiente para engullir a una persona de un bocado, sus dientes llegaban a medir 18 cm. de longitud. En 1902 se descubrió en Montana y en Wyoming los primeros restos de un T- rex por el paleontólogo Henry Fairfield. Le llamó a esta gran bestia tiranosaurio rex que significa “saurio tirano rey” por que era el dinosaurio carnívoro conocido hasta entonces.

EL VELOCIRRAPTOR

Eran cazadores temibles, pertenecen a la familia de los dromeosaurios, atacaban en manadas, y tenían poderosas quijadas provistas de dientes muy filosos. Tenían una gran garra en los patas que medía unos 30 cm. Esas garras en forma de hoz permitian despedazar a sus presas, tenían larga cola que le servia para mantener el equilibrio. Medía unos 2 metros de alto y 2.5 de largo, no era muy grande pero era un cazador muy inteligente y eficaz. Corría a unos 90 Km. /HR. Y saltaba unos 2 metros.

EL FIN

Los dinosaurios dominaron la faz terrestre como unos 160 millones de años pero se extinguieron de repente. Existen muchas teorías acerca del suceso estas son las principales:

Un meteorito

El clima se enfrió y murieron en un largo invierno

Los pequeños mamíferos se comieron a los huevos

Erupciones volcánicas masivas

Evolución

La más aceptada es la del meteoro que se impacto en Yucatán pero los científicos piensan que talvez evolucionaron en aves para adaptarse al clima.

(También es contribución, pero esta no es doctrinal)

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Mensaje  josesanchez Dom Jul 08, 2012 5:03 pm

Los dinosaurios existieron y se extinguieron muchísimo tiempo antes del surgimiento de la especie humana. Por eso motivo, su estudio no corresponde a la historia (que estudia las sociedades humanas), sino a la ciencia de la Paleontología. Épocas en que existieron los dinosaurios Los dinosaurios habitaron en la Tierra por más de 180 millones de años. Una cifra verdaderamente impresionante, teniendo en cuenta que los primeros seres humanos surgieron hace 2,5 millones de años. Como verán son cantidades de tiempo realmente muy grandes. Para comprenderlas mejor lo ideal es conocer el ejercicio del Año Cósmico, que os resultará fácil y divertido. Período Triásico del Mesozoico Va de 251 a 199 millones de años atrás. En el período triásico comienza la “era de los reptiles”, el la que predominaban los llamados reptiles “pseudomamíferos”. Posteriormente aparecen los primeros especímenes de dinosaurios y otros reptiles de gran tamaño. Mientras evolucionan, los dinosaurios comienzan a dominar todos los ecosistemas de la Tierra.


En aquel período el planeta Tierra estaba formado por un único continente llamado Pangea, que luego se dividió para dar origen a los continentes actuales. Esto es lo que explica que se hayan encontrado fósiles de dinosaurios por todo el mundo. Período Jurásico del Mesozoico Se da de 199 a 145 millones de años atrás. Este fue el período de apogeo de los dinosaurios. En este momento aparecen las primeras especies de sus futuros sucesores: las aves y los mamíferos. Aparecen también en este momento las más primitivas plantas con flores. En este momento Pangea -el único continente- empieza su proceso de división. Esto permite que en distintos continentes, ciertas especies evolucionen en forma diferente.


Período Cretáceo del Mesozoico Abarca de 145 a 65 millones de años atrás. Es la época de los famosos tiranosaurios. Al final de este período se produjo una catástrofe que provocó importantes cambios en el planeta. Los estudios científicos avalan la teoría de un gigantesco meteorito que cayó en la zona del golfo de México. Esta habría causado la extinción de los dinosaurios y de muchas otras especies.

(Aclaro es copy&past)

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Mensaje  josesanchez Dom Jul 08, 2012 5:06 pm

El hombre siempre ha soñado con encontrar aquellas fabulosas remotas civilizaciones que cuentan múltiples mitos y leyendas. Y tal como he comentado en mi bienvenida al blog, a pesar de los miles de años transcurridos y de las múltiples catástrofes sufridas por este planeta a lo largo de su dilatada historia, todavía se van encontrando vestigios que ayudan a completar el puzzle Y generalmente se encuentran esporádicas y limitadas pruebas de la existencia de otros hombres y de otras culturas e imperios remontándonos en el pasado hasta unos 15.000 años.

Una de las últimas sorpresas que nos ha deparado la Paleontología ha sido el descubrimiento del «hombre de Leakey», en Olduvai (Tanzania), de una edad estimada máxima de un millón de años. Pero este hallazgo de los Leakey, eminente familia de paleontólogos y antropólogos, constituye tan sólo un hecho aislado. Aunque luego se han encontrado otros restos más antiguos de homínidos en distintas partes del mundo que han ampliado la posible antigüedad del hombre hasta unos pocos millones de años.

Evidentemente esta antigüedad del ser humano en la Tierra anula cualquier posibilidad de coexistencia con los grandes dinosaurios.

Por otro lado los paleontólogos se siguen preguntando por qué estos animales prehistóricos tan numerosos y resistentes desaparecieron súbitamente de la faz de la Tierra. ¿Cómo puede explicarse este singular hecho? La repentina extinción de estos millones de gigantescos saurios que dominaban los antiguos continentes del planeta era, en efecto, una incógnita fascinante. Muchos de esos gigantescos saurios habrían permanecido o se habrían transformado, adecuándose a las nuevas necesidades de sus hábitats. Pero nada de eso ocurrió.

En 1980 un grupo de investigadores liderados por el físico Luis Álvarez (Premio Nobel) descubrieron, en las muestras tomadas por todo el mundo de las capas intermedias entre los períodos Cretácico y Terciario de hace 65 millones de años, una concentración de iridio cientos de veces más alta que lo normal. El final del cretáceo coincide con la extinción de los dinosaurios y de los ammonites.

Plantearon así la llamada “Hipótesis de Álvarez”, conforme la cual la extinción de los dinosaurios y de muchas otras formas de vida habría sido causada por el impacto de un gran meteorito contra la superficie de la Tierra hace 65 millones de años. El nombre de la hipótesis se debe a los dos científicos que propusieron la hipótesis en 1980: Luis Álvarez y Walter Álvarez (padre e hijo).

Para demostrar esta hipótesis, las investigaciones se centraron en encontrar una capa en la corteza de la Tierra con niveles elevados de iridio. Los niveles del iridio son generalmente más altos en asteroides y otros objetos extraterrestres. La evidencia del iridio fue descubierta anteriormente al descubrimiento del cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán.

Por tanto, si consideramos que el último dinosaurio murió hace unos 65 millones de años, y que los hombres u homínidos (que se sepa) habitaron la Tierra desde hace unos 4 millones de años, entonces parece imposible que un hombre jamás hubiera visto un dinosaurio. Sin embargo, hay evidencias de que realmente los hombres y los dinosaurios vivieron juntos en el pasado. Y esto solo se puede explicar con dos alternativas: o el hombre ha estado en la Tierra hace más de 65 millones de años o han existido dinosaurios hasta épocas mucho más recientes de lo que pensamos.

Juan José Benítez (Pamplona, 7 de septiembre de 1946) es un periodista español, conocido por sus trabajos en ufología y su serie de novelas Caballo de Troya. En 1975 escribió su obra “Existió otra Humanidad”, en la que he basado parte de este artículo.

Se han encontrado dibujos en cuevas, en la región del Gran Cañon del Colorado y otros lugares, que parecen mostrar dinosaurios, mamuts y otros animales extintos. Asimismo, hay una cantidad de leyendas que parecen relatos de encuentros entre hombres y dragones, una versión mitológica de los reptiles gigantes.

En la epopeya de Gilgamesh (3000 aC) se dice que mató a un dragón gigante que devoraba árboles y otras plantas. En dos capítulos del libro de Daniel en la Biblia hay un recuento de un dragón que los babilonios adoraban. Alejandro Magno y su ejército dijeron que encontraron un dragón que estimaron tener una largura de 33 metros, un una cueva en la India. En China hay una gran cantidad de leyendas y dibujos que indican que reptiles gigantes vivieron allá en el pasado. Incluso mencionaban que una familia real usó algunos reptiles grandes para tirar de su carruaje.

También la gente de los países nórdicos construyó sus barcos con representaciones de dragones marinos. Se habla de un tipo de dragón que tenía grandes patas traseras y patas delanteras cortas, igual como sabemos que existieron por los huesos fosilizados. De relatos más recientes tenemos recuentos de héroes que mataron dragones. Se dice que Beowulf y San Jorge mataron dragones y sus descripciones corresponden de manera notable con las reconstrucciones modernas de varios tipos de dinosaurios.

Del el siglo 10 dC nos llega un relato irlandés en que hay una descripción de un estegosaurio. Nerluc, en Francia, debe su nombre de un hombre que mató un dragón cuya descripción es muy parecida a esa de un triceratops. Libros de ciencia y escritos de naturalistas del siglo XIV indican que los dragones eran aún animales vivientes, aunque ya casi extinguidos.

Hay varios recuentos de reptiles voladores en la historia. Herodoto describió correctamente las características de un reptil reconocido por restos fósiles en tiempos modernos. La tribu de los Sioux se refiere a un pájaro de trueno. Su descripción y dibujos coinciden con ese dinosaurio volador que hoy llamamos teranodon. En Inglaterra se reportó un reptil volador durante el siglo XV.

También actualmente hay informes de testigos que han visto algunos tipos de reptiles gigantes, caminando, nadando o volando, en Australia y en África, cerca de bosques tropicales, en varios lagos del mundo y en el mar. El más famoso lugar es Loch Ness, donde miles de personas han visto y fotografiado un monstruo, que parece un tipo de Plesiosauro. Pero, no es el único lugar, y hay miles de testigos que han visto reptiles gigantes en otras partes del mundo.

Pero todos estos descubrimientos y relatos han quedado empequeñecidos, aunque la ciencia oficial los ignora, por los descubrimientos efectuados hace unos cuantos años en un lugar de Perú, situado en un desierto blanco y pedregoso del Departamento de Ica, por el doctor Javier Cabrera. Ica es un departamento que está ubicado al oeste del Océano Pacífico y al norte de la región de Nazca, lugar famoso por sus enigmáticas pistas

En una de las piedras se muestran grandes saurios prehistóricos. En el altorrelieve de la amarillenta piedra pueden distinguirse las placas óseas verticales que se extendían a todo lo largo del lomo del animal, así como la doble fila de placas que protegían a este dinosaurio. Y también vemos en su cola una serie de pinchos, que le servían como arma defensiva.

Durante la Era Secundaria muchas especies de estos enormes saurios se extendieron por todos los continentes y mares. Y el hombre de aquel tiempo suponemos que no tuvo más remedio que declararles la guerra. Por eso en estas piedras, cuando aparecen escenas de caza de dinosaurios, siempre se extienden las matanzas hasta las crías de los animales antediluvianos. De esta forma, con la muerte del macho y de la hembra y la destrucción de los huevos y las crías conseguían un exterminio prácticamente completo. Rompían su ciclo biológico.

Los altorrelieves cubren la superficie de la piedra, explicando primero el ciclo biológico del stegosaurus para pasar a continuación a otra secuencia desconcertante. Dos hombres de extrañas caras se habían situado sobre el lomo del animal. Y parecían atacar al gran saurio. El stegosaurus medía unos seis metros de longitud. Y aunque parece ser que se alimentaba de vegetación, puede comprobarse en las piedras que también atacaba al hombre. Pues bien, ésta parece ser una de las razones por las que esta civilización prehistórica emprendió también la guerra contra el stegosaurus.

Este enorme saurio tenía en la cabeza un hueso tan débil que con un golpe se le podía matar. Pero, ¿cómo se las arreglaban estos cazadores para llegar hasta el cráneo? Según puede verse los dos seres parecen caminar sobre el lomo del animal prehistórico.

El stegosaurus, como otros reptiles, disponía de un cerebro normal y de un ganglio pélvico que regía el automatismo de la parte posterior del cuerpo del animal. Esto ha sido reconocido por la Ciencia actual. De ahí que se les haya llamado también saurios de doble cerebro.

En su columna vertebral se producía un ensanchamiento superior al del cerebro propiamente dicho y que tenía por finalidad el control de esa zona posterior del gran saurio. Pues bien, los cazadores subían por la cola —concretamente por el estrecho corredor que quedaba entre las dos hileras de placas óseas— y llegaba hasta la altura de la cintura escapular. Esa doble dependencia era fatal para el animal, puesto que hacía insensible su cola. Y esto lo sabían los hombres de las piedras grabadas. Ascendían por el lomo del saurio hasta que éste sentía algo sobre la zona del ganglio pélvico. En ese instante el stegosaurus volvía la cabeza y el cazador le podía romper el cráneo de un golpe.

Se han llegado a reunir series de grabados para otras especies de saurios, como el triceratops, el tyrannosaurio, el megaquiróptero (murciélago gigante), el stegosaurus y el agnato. De estos animales se dispone series completas, mientras que de otros se tienen solo series parciales. Por ejemplo, sobre el agnado, peces sin mandíbulas, hay más de 100 piedras. pude comprobar la evolución, la clara metamorfosis de este pez prehistórico que vivió en nuestros océanos en el período Devónico (Era Primaria o Paleozoica) y al que se le señala, por tanto, más de 320 millones de años.

Hay varias piedras de gran peso con grabaciones de este mismo tipo de pez sin mandíbulas, pero, con una sensacional diferencia respecto a las anteriores piedras. En este caso, el agnato aparecía devorando una pierna humana. Estos peces eran gigantescos. Los agnados actuales son muy pequeños. Es decir, con estos peces prehistóricos sucedió exactamente igual que con los grandes reptiles de la Prehistoria. Los descendientes» actuales han visto reducido su tamaño hasta extremos insospechados.

En una de las piedras se reproduce la figura de uno de estos feroces monstruos del Cretácico. Y junto a él se ven hombres que portan armas. El tyrannosaurio era un animal sumamente peligroso. ¿Qué hacían entonces los cazadores?

En primer lugar, tal y como ve en la piedra, le dejaban ciego. De esta forma, otro cazador podía ascender por la cola y lomo del animal, golpeándole en la cabeza. Pero, no en cualquier punto del cráneo. El arma que porta el hombre tiene una especie de rayado. Y en la cabeza del tyrannosaurio han grabado también otro punto, con un rayado idéntico al del arma. Pues bien, eso parece indicar que debían golpear al monstruo prehistórico en una zona concreta del cráneo.

[b]Estas nociones precisas de la anatomía de un tyrannosaurio, de un stegosaurus, de un triceratops, etc., así como de sus ciclos biológicos, sólo pueden revelar un conocimiento profundo de la fauna existente en aquella remota época. Un conocimiento que sólo podría producirse de haber coexistido con dichos seres.[/b

[b]Muy probablemente la combinación de estas matanzas masivas y el formidable cataclismo explican esa súbita extinción de los más formidables y terribles animales que jamás hayan poblado la Tierra. De no haber sido por estas razones, tal vez hoy seguirían poblando y dominando el planeta.


Según las piedras también parece que en aquella época remota la Tierra tenía tres satélites. Se deduce que un posible desfase en el magnetismo de la Tierra fue provocando un desajuste en las órbitas de dos de estas Lunas, que terminaron por caer sobre el Planeta. Este impacto terrorífico convulsionó los continentes y océanos, provocando una formidable catástrofe. Pero, ¿cuándo tuvo lugar realmente dicho cataclismo? Las piedras grabadas parece tienen la respuesta.



Un detalle fundamental a la hora de valorar las piedras labradas es que su tamaño está en proporción directa a la importancia del tema que se relata en dichas piedras. Esto querría decir que, cuanto más pesada fuera la piedra y cuanto más trabajo y esfuerzo se hubiera empleado a la hora de la grabación, más trascendental era la información que se exponía. De ahí, por tanto, que los altorrelieves señalaran generalmente conocimientos mucho más decisivos que los simples grabados. Éste era el caso, por ejemplo, de la pesada piedra referida al stegosaurus,

Así sucede igualmente con otra formidable mole de piedra de media tonelada en la que se muestra una matanza de hombres por parte de los dinosaurios. En aquella descomunal piedra pueden verse unos altorrelieves en que se muestra como saurios prehistóricos de varios tipos devoran y atacan a hombres. Es curioso que otras piedras en que estos hombres grabaron también ciervos, caballos y una extensa gama de animales, son más pequeñas. Pero en este caso, con los grandes reptiles, no ocurre lo mismo. Casi todos están grabados en piedras de gran tamaño y peso. Casi todos en altorrelieves. ¿Por qué razón?

Todo parece indicar que en estos casos, cuando se toca el tema de los dinosaurios, no se trata ya de cacerías más o menos deportivas. Se trata de la guerra de aquella civilización contra sus mortales enemigos. Por eso plasmaban estas escenas en piedras mayores, con altorrelieves. En demostración de lo que decimos hay otra gran piedra en que se muestra que el hombre no debía aproximarse ni entrar en el lugar que señala la roca labrada. Si lo hacía, podía morir. En esta piedra se está señalando un área donde vivían dinosaurios adultos y las formas intermedias de éstos. Eran terrenos de dominio de los grandes saurios.



En otra de las piedras grabadas puede observarse un hombre que sostiene un extraño corazón. Y junto al hombre se encuentra un reptil prehistórico de gran aleta dorsal y que, según la Paleontología, apareció en el Carbonífero Superior, subsistiendo hasta el período Pérmico Medio. Es decir, en plena Era Paleozoica o Primaria. Este grabado nos está revelando el profundo conocimiento que tenía aquella civilización de la fisiología y anatomía de sus innumerables enemigos.

En una serie de piedras dedicadas a los saurios prehistóricos se pueden distinguir hasta 37 tipos distintos de grandes saurios, perfectamente clasificados por la Paleontología, así como otros muchos, desconocidos aún para la ciencia moderna. Todas las piedras y todas las series están vinculadas entre sí. Y buena prueba de ello es una serie que reflejaba los hemisferios oriental y occidental del Planeta, grabados en dos pesadas piedras circulares. Hemisferios donde apenas si se pueden reconocer los continentes que hoy habitamos. Hemisferios que constituían el globo terráqueo… hace millones de años. Y en estas piedras de los viejos continentes hay varias desconcertantes sorpresas: allí aparecen grabados lo que parecen ser continentes hoy desaparecidos y que hemos dado en llamar Atlántida y Mu. Y en dichas masas continentales figuran las razas que los poblaron.



Pero la piedra más sorprendente de las encontradas es una en dos de las caras laterales de la roca se ven tres seres —idénticos en su fisonomía a los que aparecen en las restantes piedras grabadas— que portan catalejos y que miran hacia la parte superior de la piedra, en que pueden observarse estrellas, cometas, nebulosas, constelaciones y toda una serie de signos, Parece que representan trece constelaciones, que incluyen las Pléyades y las doce constelaciones conocidas Aquellos tres astrónomos observan la bóveda celeste, perfectamente grabada en la parte superior de la piedra. Y parece que para aquella civilización, las Pléyades tenían una importancia significativa.



Las Pléyades, según Isaac Asimov, es considerado como un pequeño cúmulo de estrellas de brillo moderado de la constelación de Tauro. Nueve de las estrellas del cúmulo son suficientemente brillantes como para poder ser observadas a simple vista, aunque algunas de ellas se encuentran muy juntas y es difícil distinguirlas por separado. Este cúmulo ha sido denominado por la mitología las Siete Hermanas. Cuando en 1610 Galileo enfocó su telescopio hacia las Pléyades, comprobó que podía contar sin esfuerzo 36 estrellas.

Los astrónomos han estimado que la distancia media entre las estrellas del cúmulo de las Pléyades equivale sólo a un tercio de la separación interestelar media en las proximidades de nuestro sistema solar. Hoy se sabe que el grupo entero se encuentra a unos 400 años-luz de nosotros y que abarca una región del espacio de unos 70 años-luz de diámetro. Aún cuando las Pléyades son el cúmulo más grandioso de cuantos se pueden observar a simple vista, no constituyen sino una muestra sumamente pálida del espectáculo que se nos ofrece a través del telescopio.



Pero en el firmamento de esta gran piedra también está grabado nuestro Sistema Solar. En este grabado aquellos seres nos indican que eran capaces de observar el Cosmos Y por descontado que con simples catalejos habría sido imposible observar constelaciones que están tan alejadas de la Tierra. Esta civilización nos está señalando que tenían capacidades de visión telescópica y que podían dirigir sus aparatos de astronomía hacia aquellos lugares del Universo que desearan, escrutando así las maravillas del espacio.

Pero en esta fantástica piedra hay algo más. En muchas de las grabaciones se repiten unos símbolos que probablemente constituyen una clave para la lectura de estas piedras. Esos símbolos, en una determinada posición, parece que significan vida inteligente, mientras que en otra posición indican que no hay vida inteligente. Pues bien, este elemento se encuentra también repartido aquí y allá, entre las distintas constelaciones y astros que han quedado grabados en esta bóveda celeste.



En efecto, unas diminutas hojas rayadas, así como unos extraños rombos y pequeños cuadrados aparecen grabados en las distintas figuras que representan las nebulosas y planetas. Parece que estos seres tenían conocimiento de la existencia de vida en el espacio exterior y que estaban observando si hay vida en el firmamento. Y si la interpretación de los símbolos es correcta, parece que en las Pléyades había vida inteligente.

Aquí hay que aclarar que la edad del terreno donde se han extraído estas piedras (Ocucaje y Nazca) pertenecen a una de las placas antiguas del planeta. Su antigüedad, por tanto, sería francamente difícil de precisar. Quizá entre 200 y 500 millones de años. Pero, ¿Quién puede saberlo realmente?

Según el doctor Cabrera, el descubridor de la biblioteca de piedra, parece que la edad en que vivió esta civilización que grabó las piedras podría ser contabilizada, más que por años, por ciclos solares. En el estudio de las piedras se pudo observar que esta civilización contaba el tiempo en meses de 28 días. Al multiplicar esos 28 días por 13 constelaciones se obtienen 364 días, que se supone era la duración del año en aquella época. O sea, que la Tierra empleaba en aquellos tiempos un total de 364 días para cubrir una vuelta completa en torno al Sol.



Pero, ¿por qué 364 días? ¿Y por qué nuestro mundo da hoy 365,25 días en completar esa misma órbita? Esta era la primera de las trascendentales pruebas que ofrece esta piedra sobre la antigüedad de la gente que la grabó. Nosotros llamamos año al tiempo que la Tierra necesita en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Y según los más avanzados cálculos astronómicos, ese movimiento de traslación se cubre en 365 días más unas pocas horas.

Y, ¿a qué es debida esta diferencia entre el año de 364 días de aquella civilización y el nuestro de 365,25 días? Está demostrado que el Sol pierde materia. Y está demostrado también que esa pérdida de materia, aunque mínima, tiene unos efectos concretos sobre los planetas que giran alrededor del astro rey. Al perder materia, la atracción ejercida por el Sol sobre los astros que se mueven en torno suyo es ligeramente menor. Esto provoca un alargamiento de la elipse que dibuja la Tierra en su órbita alrededor del Sol. ¿Y qué sucede cuando la elipse de la Tierra se alarga? Lógicamente, que el año también se alarga.





Entonces, ¿no será que ese día y esas horas de más nos están midiendo realmente el tiempo transcurrido entre el hombre que grabó estas piedras y nosotros? Si llevamos estos razonamientos a cifras matemáticas sabemos que cada 100 siglos se produce un segundo de diferencia. Según estos cálculos esta civilización habría existido hace 840 millones de años. Probablemente hay algún cálculo incorrecto, ya que esta antigüedad, incluso para los dinosaurios, parece excesiva. Pero lo que si parece indicar es una antigüedad de muchos millones de años.

Entre los signos que aparecen grabados en la bóveda celeste de la piedra se observa un corneta. Además del zodíaco, con trece constelaciones también figura nebulosa Cabeza de Caballo, denominada así por su semejanza con la cabeza de un caballo. Una nebulosa que la Astronomía califica como oscura y que se encuentra situada en las proximidades de una de las estrellas del cinturón de Orión. Y además de las constelaciones, del cometa ya citado, de los planetas y de la nebulosa Cabeza de Caballo había otros elementos. Y uno de ellos parecía un eclipse anular de Sol.



Y el 24 de diciembre de 1973 el cometa Kohoutek estuvo más cerca que nunca de la Tierra en su viaje por el cosmos. Y se registró igualmente el eclipse anular de Sol. La Luna se colocó durante unos segundos ante el disco solar, formando un majestuoso anillo. Y Venus y Júpiter se situaron en la posición señalada por los astrónomos y por las grabaciones en aquella piedra de Ica.

Eran, pues, 13 elementos zodiacales, 2 planetas, la Luna, el Sol, la nebulosa Cabeza de Caballo y el cometa Kohoutek, coincidiendo con la más absoluta precisión. En total, 19 factores. Había que descartar, necesariamente, la coincidencia. Los seres que habían grabado aquella piedra habían tenido conocimiento de la existencia de este cometa.

Los astrónomos dijeron en un principio que el cometa Kohoutek tenía una órbita de 10.000 años. Poco después rectificaron y la incrementaron hasta los 40.000. Por último dejaron sentado que la órbita del Kohoutek era más bien parabólica y algunos astrónomos barajaron cifras de millones de años para su órbita.

.

Las piedras nos estaban cuantificando el tiempo transcurrido entre aquella civilización y la nuestra. Podemos percibirlo a través de la fauna ya extinguida, de los continentes que desaparecieron y por la propia diferencia de la morfología de aquellos hombres.

Pero, si hace tantos millones de años hubo otros seres humanos, ¿cuántas civilizaciones, todavía desconocidas y olvidadas, poblaron igualmente nuestro mundo entre el entonces y ahora?

Hay que reconocer que todo lo relacionado con la biblioteca de piedra de Ica parece realmente fantástico, aunque resulta difícilmente concebible que sean falsificaciones de los indígenas de la zona. Lo que es cierto es que con métodos como el Carbono.14 es prácticamente imposible determinar la supuesta gran antigüedad de estas piedras. Las razones principales en favor de la fiabilidad de estas piedras lo constituyen los conocimientos que aportan y que parecen difíciles de imaginar en los indígenas de la zona y por el ingente trabajo que implicaría grabar estas miles de piedras y darles una patina de antigüedad. Pero cada uno es libre de decidir.

(Luego comentamos toda esta información)

josesanchez

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Mensaje  javi Sáb Jul 14, 2012 8:48 pm

Hay mucho para comentar, pero en relación a las piedras de Ica, he encontrado esto:

http://www.antiguosastronautas.com/articulos/Paris01.html

Que cada uno juzgue.

Salu2

javi
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Mensaje  Testigo de Jesucristo Dom Jul 15, 2012 2:20 am

disculpame Karlos, pero ustedes estan de acuerdo CON CUALQUIERA MENOS CON LA BIBLIA, ustedes enseñan y creen que el universo fue creado en 7000 años cada dia,


es decir, creen mas en la evolucion y la ciencia que en la biblia

¿quieres decir algo al respecto?
Testigo de Jesucristo
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Mensaje  javi Dom Jul 15, 2012 9:18 pm

Que no nos vengas a enseñar lo que creemos y lo que no. Que no tienes ni idea.


javi
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Mensaje  Karlos70 Dom Jul 15, 2012 11:22 pm

Testigo de Jesucristo escribió:disculpame Karlos, pero ustedes estan de acuerdo CON CUALQUIERA MENOS CON LA BIBLIA, ustedes enseñan y creen que el universo fue creado en 7000 años cada dia,


es decir, creen mas en la evolucion y la ciencia que en la biblia

¿quieres decir algo al respecto?

Para nada con la teoría de la evolución, para mi NO ha pasado de ser solo una "teoría".

Y no un hecho real, pues a los científicos toman la evolución con tanta fe que hasta parecería su "religión" ya que con esto creen que le exime de responsabilidad con el Creador. (Revelación 4:11)

Como en una encrucijada se topan de frente para tener que explicar ¿en qué momento surgió la secuencia del código genético de todo ser vivo (ADN)? Con tantas maravillas de diseño.

Es para analizar con sinceridad y darle alabanza al que hizo todas las cosas así del porqué acondicionó este planeta para que fuera posible la vida a una distancia del sol apropiada y protegida con escudos tanto atmosféricos como magnéticos, para que nada nos afectara.

En cuanto al tiempo de la creación, debemos recordar que para nosotros cuenta el tiempo pero NO para Jehová Dios y lo que haya tardado en hacer todo lo que vemos en la naturaleza.

Alabado sea siempre!!
cheers

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Mensaje  uruapense7 Lun Jul 16, 2012 3:37 am

Karlos70 escribió:¿Qué fue de los dinosaurios?

“LA PALEONTOLOGÍA es la ciencia que trata el estudio de los fósiles, y los fósiles son restos de origen orgánico.” Sin embargo, como dijo un paleontólogo, es “una ciencia muy especulativa y subjetiva”. Esta afirmación es cierta en el caso de los dinosaurios. G. L. Jepson, un científico de Princeton (E.U.A.), dijo lo siguiente respecto a una serie de especulaciones que se han hecho tocante a lo que les sucedió a los dinosaurios:
“Varios autores han sugerido la posibilidad de que los dinosaurios desaparecieran porque el clima empeoró [...] o porque empeoró la dieta. [...] Otros escritores han responsabilizado de ello a enfermedades, parásitos, [...] cambios en la presión o composición de la atmósfera, gases venenosos, ceniza volcánica, oxígeno excesivo procedente de las plantas, meteoritos, cometas, reducción del depósito común de genes provocada por mamíferos devoradores de huevos, [...] radiación cósmica, desviación de los polos con respecto al eje de rotación de la Tierra, inundaciones, deriva continental, [...] desecación de ciénagas y lagos, manchas solares.” (The Riddle of the Dinosaur [El enigma del dinosaurio].)
De tales especulaciones se desprende que los científicos no pueden responder a ciencia cierta la pregunta: ¿Qué fue de los dinosaurios?

La teoría de la extinción súbita

Una teoría más reciente es la que planteó un equipo formado por padre e hijo: Luis y Walter Álvarez. Walter Álvarez descubrió en una formación rocosa fuera de Gubbio, ciudad del centro de Italia, una curiosa y delgada capa de arcilla rojiza intercalada entre dos capas de piedra caliza. Debido a que la capa inferior de piedra caliza contenía abundantes fósiles y la superior casi ninguno, los geólogos concluyeron que la vida desapareció de súbito y que la delgada capa rojiza de arcilla tenía cierta conexión con la extinción.
Los análisis revelaron que la arcilla contenía mucho iridio (un metal), una concentración treinta veces mayor a la que se encuentra en las rocas normalmente. Ellos sabían que concentraciones tan elevadas de este elemento poco común solo podían provenir del centro de la Tierra o de alguna fuente exterior a la Tierra. Llegaron a la conclusión de que el iridio fue depositado por un enorme asteroide que chocó con la Tierra, y provocó la súbita extinción de los dinosaurios.

Después del descubrimiento de la arcilla enriquecida con iridio en las inmediaciones de Gubbio, se encontraron depósitos similares en otras partes del mundo. ¿Corroboraban estos hallazgos la hipótesis del asteroide? Algunos científicos están escépticos al respecto, pero, como reconoce el libro The Riddle of the Dinosaur, la hipótesis de Álvarez dio empuje “al estudio de la extinción y la evolución”. El paleontólogo Stephen Jay Gould admite que eso podría hacer disminuir “la importancia de la rivalidad entre las especies”.

Al comentar respecto a esta nueva teoría y la extinción aparentemente súbita de los dinosaurios, un escritor sobre temas científicos admite: “Podrían sacudir los fundamentos de la biología evolutiva y poner en duda el actual concepto de la selección natural”.

David Jablonski, científico de la universidad de Arizona (E.U.A.), deduce que ‘para muchas plantas y animales la extinción fue repentina y en cierto modo especial. Las extinciones en masa no son tan solo los efectos acumulados de muertes graduales. Algo raro sucedió’. Ese es también el caso de los dinosaurios. Su aparición y desaparición relativamente súbitas contradice el punto de vista por lo general aceptado de que hubo un proceso lento de evolución.

La datación de los dinosaurios

Los huesos de dinosaurios casi siempre se encuentran en capas de tierra inferiores a las que contienen huesos humanos, lo que hace que muchos lleguen a la conclusión de que pertenecen a un período de tiempo anterior. Los geólogos dan a esta época el nombre de era mesozoica y la subdividen en tres períodos: cretáceo, jurásico y triásico. Se afirma que la duración de estos períodos es del orden de decenas de millones de años. No obstante, ¿hay algún fundamento sólido en el que apoyar esta afirmación?

Un método que se utiliza para datar la antigüedad de los fósiles es el denominado método de datación del radiocarbono. Este sistema de datación mide la proporción de desintegración del carbono radiactivo (carbono 14) desde el momento de la muerte del organismo. “Una vez que un organismo muere, ya no absorbe más anhídrido carbónico del ambiente que le rodea, y con el tiempo la proporción del isótopo [carbono 14] va disminuyendo a medida que sufre desintegración radiactiva”, dice Science and Technology Illustrated.

Sin embargo, este método presenta serios problemas. En primer lugar, cuando se considera que un fósil tiene 50.000 años de antigüedad, su nivel de radiactividad ha bajado tanto que resulta muy difícil detectarlo. En segundo lugar, incluso en especímenes más recientes, este nivel ha bajado tanto que sigue siendo dificilísimo medirlo con exactitud. En tercer lugar, los científicos pueden medir el nivel actual de formación de carbono radiactivo, pero no tienen manera de medir las concentraciones del carbono 14 que había en el pasado remoto.

De modo que tanto si se utiliza el método de radiocarbono para datar los fósiles, como si se utilizan otros métodos —como el del potasio radiactivo, el uranio o el torio— para datar las rocas, los científicos no pueden establecer después de tantísimos siglos cuáles eran los niveles originales de tales elementos. Melvin A. Cook, profesor de Metalurgia, hace el siguiente comentario al respecto: “Estas concentraciones [de materias radiactivas] solo pueden suponerse, de modo que las edades obtenidas así no pueden ser mejores que esta suposición”. Esto es especialmente cierto si tenemos en cuenta que el diluvio del día de Noé ocurrido hace más de cuatro mil trescientos años produjo enormes cambios en la atmósfera y en la superficie terrestre.

Charles Officer y Charles Drake, geólogos de la universidad de Dartmouth (Canadá), hacen surgir aún más dudas respecto a la exactitud del método de datación radiactivo. Ellos dicen: “Deducimos que el iridio y otros elementos encontrados con él no fueron depositados de manera instantánea [...], sino que más bien hubo un influjo intenso y variable de estos componentes durante un intervalo de tiempo geológico relativamente breve del orden de 10.000 a 100.000 años”. Ellos razonan que la ruptura y desplazamiento de los continentes trastornó el entero globo terráqueo, causando erupciones volcánicas, bloqueando la luz del Sol y ensuciando la atmósfera. Lo cierto es que tales sucesos desbaratadores pudieron cambiar los niveles de radiactividad, lo que tergiversaría los resultados obtenidos mediante los relojes radiactivos de nuestros días.

El relato de Génesis y los dinosaurios

Aunque el método de datación radiactivo es innovador, todavía se basa en la especulación y la suposición. En contraste, el relato de la Biblia registrado en el primer capítulo del libro de Génesis sencillamente menciona el orden general en que tuvo lugar la creación, lo que permite la posibilidad de que transcurriesen miles de millones de años para la formación de la Tierra y muchos milenios (distribuidos en seis períodos creativos o “días”) para su preparación con vistas a ser habitada por el hombre.

Es posible que algunos dinosaurios (y pterosaurios) hayan sido creados en el quinto período mencionado en Génesis, cuando la Biblia dice que Dios hizo “criaturas voladoras” y “grandes monstruos marinos”, y otros, en el sexto período. Si se tiene en cuenta la abundancia de vegetación que sin duda existía en el tiempo de los dinosaurios, habría sido muy apropiada la presencia de un número tan elevado de animales con un apetito voraz. (Génesis 1:20-24.)

Una vez que los dinosaurios habían cumplido su propósito, Dios puso fin a su existencia. No obstante, la Biblia guarda silencio en cuanto a cómo y cuándo lo hizo. De lo que sí podemos estar seguros es de que los dinosaurios fueron creados por Jehová con un propósito definido, aunque de momento no comprendamos cuál fue ese propósito. No vinieron por error, ni fueron producto de la evolución.

Su súbita aparición en el registro fósil sin ninguna conexión con algún antecesor fósil y su desaparición sin dejar fósiles de transición, son pruebas en contra de la opinión de que tales animales evolucionaron de forma gradual a lo largo de millones de años. Por consiguiente, el registro fósil no apoya la teoría de la evolución. Al contrario, armoniza con el punto de vista bíblico de que la vida animal fue creada por Dios.

Contribuido

Lo que observo es que el cuestionamiento que presentó josesanchez nada mas no se toco, coincidimos en la existencia de los dinosaurios ¿pero porqué su desaparición? la hipótesis de la destrucción por falta de alimento adecuado o por un meteoro que impacto la tierra son ideas brotadas de estudios y mentes no religiosas, pero ¿que dice la watchtower al respecto? ¿quien les puso el nombre? ¿el hombre convivió o no con ellos?, esa es la pregunta de josesanchez.
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Mensaje  Karlos70 Lun Jul 16, 2012 3:45 am

Estimado para el señor josesanchez, le pareció claro que estos fueron creados y cumplieron un propósito en su momento yo publiqué esto:

Es posible que algunos dinosaurios (y pterosaurios) hayan sido creados en el quinto período mencionado en Génesis, cuando la Biblia dice que Dios hizo “criaturas voladoras” y “grandes monstruos marinos”, y otros, en el sexto período. Si se tiene en cuenta la abundancia de vegetación que sin duda existía en el tiempo de los dinosaurios, habría sido muy apropiada la presencia de un número tan elevado de animales con un apetito voraz. (Génesis 1:20-24.)

Una vez que los dinosaurios habían cumplido su propósito, Dios puso fin a su existencia. No obstante, la Biblia guarda silencio en cuanto a cómo y cuándo lo hizo. De lo que sí podemos estar seguros es de que los dinosaurios fueron creados por Jehová con un propósito definido, aunque de momento no comprendamos cuál fue ese propósito. No vinieron por error, ni fueron producto de la evolución.


E incluso hizo su propia deducción el señor josesanchez, de lo que entendía pero estos monstruos ya no están más, deducir algo adicionar sería conjeturar.

Saludos



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Mensaje  agnostico100 Sáb Jul 28, 2012 5:28 pm

Karlos70 escribió:Estimado para el señor josesanchez, le pareció claro que estos fueron creados y cumplieron un propósito en su momento yo publiqué esto:

Es posible que algunos dinosaurios (y pterosaurios) hayan sido creados en el quinto período mencionado en Génesis, cuando la Biblia dice que Dios hizo “criaturas voladoras” y “grandes monstruos marinos”, y otros, en el sexto período. Si se tiene en cuenta la abundancia de vegetación que sin duda existía en el tiempo de los dinosaurios, habría sido muy apropiada la presencia de un número tan elevado de animales con un apetito voraz. (Génesis 1:20-24.)

Una vez que los dinosaurios habían cumplido su propósito, Dios puso fin a su existencia. No obstante, la Biblia guarda silencio en cuanto a cómo y cuándo lo hizo. De lo que sí podemos estar seguros es de que los dinosaurios fueron creados por Jehová con un propósito definido, aunque de momento no comprendamos cuál fue ese propósito. No vinieron por error, ni fueron producto de la evolución.


E incluso hizo su propia deducción el señor josesanchez, de lo que entendía pero estos monstruos ya no están más, deducir algo adicionar sería conjeturar.

Saludos

Señor karlos70, usted expone una versión muy indefinida, no nos dice nada.-
Ciertamente que sobre aquellos tiempos de la Creación, todo lo llevamos a conjeturas, como usted dice "teorías"; ustedes se especializan en ello, suponen nubes de polvo, días de mil años, fines de mundo cada cuatro o cinco años, etc. La cuestión es que, en lo que usted ha expuesto sobre este tema, abundan las inconsistencias, Dios creó a los dinosaurios, yo también lo creo; pero lo que usted no ha dicho es si estos fueron presentados al hombre para que les diera un nombre, usted no ha dicho si fueron extinguidos antes o después de la creación del hombre, usted no ha dicho si entraron o no entraron al Arca de Noé, usted no ha dicho si eran carnívoros o se volvieron carnívoros, usted no ha dicho ¿porqué? el hombre lucho contra ellos, etc., etc., los descubrimientos de los paleontologos puede variar su datación en unos cuantos años porque la prueba del carbono 14 tiene sus variantes, su tolerancia, pero eso no quita el hecho, y la cuestión es que han sido encontrados restos humanos junto o debajo de los fósiles de aquellas bestias enormes, se han encontrado pinturas rupestres que muestran batallas del hombre en contra de ellos, y muchos otros datos referentes a los dinosaurios.

Siempre es mas consistente el razonamiento católico, creemos en una evolución de la creación, ¿si sabe usted que es esto? Todo fue hecho por Dios, pero ha existido una adaptación, un ejemplo sencillo: "La fisonomía del ser humano"; creemos en los descubrimientos de la Ciencia, creemos que se va descubriendo ¡Cómo funciona lo que Dios hizo! no somos fundamentalistas extremistas, en Génesis Dios dijo que no va a existir nada oculto para el hombre, por eso la ciencia va avanzando día a día y dentro de ella, la paleontología.

Veamos si puede exponer algo mas concreto.

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